El cáncer de la igualdad: la peligrosa narrativa de Milei en el Foro de Davos

En su reciente discurso en el Foro Económico Mundial de Davos, el presidente argentino Javier Milei dejó en claro que su agenda política y económica se alinea con un libertarismo radical que atenta directamente contra los principios de igualdad y justicia social. Su caracterización de la «ideología woke» —incluyendo al feminismo, el ambientalismo, la diversidad y la equidad— como un «virus mental» y un «cáncer que hay que extirpar» refleja no solo una visión profundamente polarizadora, sino también una peligrosa negación de las desigualdades estructurales que atraviesan nuestras sociedades.

Milei, bajo la bandera de la libertad individual y el mercado libre, desestima las luchas históricas por la igualdad como si fueran simples ideologías, desconociendo que estas han surgido en respuesta a siglos de opresión y marginación de diversos grupos. Su narrativa, lejos de promover la justicia, privilegia un individualismo extremo que erosiona el tejido social y refuerza las desigualdades existentes.

El presidente argentino  también evidencia una ignorancia —o desinterés deliberado— sobre las complejidades de la desigualdad y la discriminación. En su discurso, desestima las políticas de inclusión y diversidad, etiquetándolas como «imposición ideológica». Sin embargo, estas políticas no son un capricho, sino una respuesta necesaria a las brechas históricas y a la marginación sistemática de ciertos grupos, como mujeres, personas LGBTQ+, comunidades indígenas y sectores empobrecidos.

La eliminación de políticas que promuevan la equidad no solo perpetúa las desigualdades, sino que también refuerza estructuras de poder opresivas. Al reducir estos temas a «virus» que deben ser eliminados, Milei ignora que la igualdad no es un privilegio, sino un derecho humano fundamental.

Cuando califica a los movimientos feministas y a las políticas de inclusión como «cánceres», deslegitima décadas de avances sociales y las luchas de millones de personas que buscan construir una sociedad más justa. Este tipo de discurso no solo frena el progreso, sino que también legitima la violencia simbólica y física contra los grupos que estas luchas representan. En lugar de promover la cohesión social, fomenta la división, el odio y el enfrentamiento entre sectores de la población.

Además, su postura refuerza un ciclo de desinformación que desacredita a quienes trabajan por una sociedad más equitativa. La igualdad no es una «ideología», como Milei sostiene, sino un principio esencial para cualquier democracia que busque garantizar derechos para todos y todas.

El discurso de Milei en Davos es un ejemplo claro de cómo el individualismo extremo y la retórica polarizadora pueden socavar los principios de igualdad y justicia social. Al atacar los movimientos feministas, el ambientalismo y las políticas de inclusión, Milei no solo ignora las realidades sociales, sino que pone en riesgo los avances logrados en estas áreas.

Construir una sociedad más justa requiere reconocer las desigualdades estructurales y trabajar colectivamente para superarlas. La igualdad no es un cáncer, como Milei pretende mostrar, sino el motor que impulsa el progreso y la cohesión social. Negarla o deslegitimarla es un camino peligroso que nos aleja de un futuro más inclusivo y sostenible. En última instancia, la verdadera libertad no puede existir sin igualdad, y el liderazgo no debería buscar extinguir este principio, sino fortalecerlo.

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