Negación Pública, Aplicación Privada: El SAP en las Sombras

La absolución de César Lebus, acusado de abuso sexual contra sus hijos, fundamentada en la aplicación de principios asociados al Síndrome de Alienación Parental (SAP) en el fallo judicial, junto con la invitación por parte de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) de Reconquista a un disertante afín a la teoría del SAP, como Pablo Martínez Soares, en el contexto de la apelación de dicha sentencia, pone de relieve una contradicción preocupante. Esto nos lleva a abordar la existencia de una negación pública de los postulados del SAP, contrastada con su aplicación encubierta y privada en el ámbito judicial y académico.

El juez penal Santiago Banegas, quien presidió el tribunal de primera instancia que absolvió a César Manuel Lebus, acudió al portal de noticias Vía Libre Reconquista el pasado 20 de agosto, para aclarar que no se había utilizado el SAP en la sentencia absolutoria. Así mismo, la psicóloga Berroni mandó un comunicado al mismo portal de noticias negando el uso del SAP en los alegatos de la defensa. El mismo Pablo Martínez Soares niega ser defensor del SAP. Y sí, técnicamente están en lo cierto porque, el Síndrome de Alienación Parental acuñado por Richard Gardner en los años 80 no existe al no estar avalado por la ciencia. Sin embargo, en palabras del mismo Martínez Soares “Considera  que  pueden  ser  válidos  e identificables  los  signos  que  describió el científico  Dr.    Richard    A.    Gardner

Nos centraremos en esos “signos” utilizando como base la sentencia absolutoria de César M. Lebus, puesto que nos resulta verdaderamente un manual de SAP encubierto. Y como marco teórico de esta sentencia nos puede servir un artículo de Martínez Soares publicado en Pensamiento Penal con el nombre de: “Dos posturas frente al abuso sexual infantil. La canónica anticientífica vs. La basada en evidencias empíricas” Revista Pensamiento Penal (ISSN 1853-4554),Marzo de 2023, No.458

Pablo Martínez Soares de Lima, el psicólogo invitado a dar una charla sobre falsas denuncias infantiles en la UTN de la ciudad de Reconquista el pasado 23 de agosto, critica abiertamente la formación de las y los psicólogos clínicos que se han formado para detectar casos de abuso infantil. Los ridiculiza llamándolos pseudoprofesionales y les acusa de actuar ante la justicia cuando detectan un caso, les denomina “cazadores de abusos y abusadores”. Con este argumento, la psicóloga clínica de los hijos de Lebus, que advirtió la situación de abuso que estaban viviendo los niños, se encuadra, según Martínez Soares, en el grupo de “cazadores de abusos”.

Otro “signo” de la presencia de Gadner que considera Martínez Soares,  es la desacreditación de los dibujos: “Apoyando   sus “conclusiones”en  interpretaciones  de  dibujos,  juegos  infantiles  o  relatos  que  al contrario de los dibujos y juegos, los toman al pie de la letra, sin atender o aceptar otras  posibles  explicaciones,  más  que  la  de  otro  aberrante  abuso  que  han  logrado encontrar  gracias  a su  sagacidad  y  entrenamiento.” Con esto, se menosprecia los trabajos de reconocidos psicólogos y psicólogas valorados en la comunidad científica por su trabajo en terapia de juego y trauma infantil. Enfoques que permiten a las y los niños expresar sus experiencias traumáticas a través del juego y el dibujo son considerados válidos como pruebas en contextos judiciales. En este caso, las psicólogas Berroni y Colombo, apoyándose en esta convicción de Martínez Soares, invalidan la interpretación de la psicóloga por parecerles sesgada y por presentar un dibujo espontáneo sin seguir cierta metodología. 

Nos expresa en el comunicado radial el juez penal Santiago Banegas que decidió absolver a Lebus junto los otros dos jueces porque una de las posibilidades era: “que  haya habido una inducción en el niño para que declare lo que declaró, y estando vigente esa posibilidad corresponde la absolución«

Con esta declaración llegamos al punto central de la “teoría” del SAP: la manipulación psicológica de la madre para que el niño desprecie a su progenitor de forma injustificada. Esta conclusión es así porque el punto de partida fue dudar de la palabra del niño. Creerle, según estos principios que estamos analizando, sería “anticientífico”. Según Martínez Soares, cuando se presenta una caso de abuso lo que hay que hacer es poner en duda la voz del niño, de lo contrario, el juez se comportaría como: “ un/a   “salvador/ra”   o justiciero/a de los NNyA.” Las 183 páginas de la sentencia absolutoria de Lebus se dedican a fundamentar por qué hay una inoculación de la narrativa de la madre hacia  sus hijos bajos los fundamentos pseudocientíficos de Pablo Martínez Soares de Lima aplicados por las psicólogas Berroni y Colombo.

Otra postura que ve anticientífica de un profesional de la salud mental es la siguiente: “Durante  la  entrevista  testimonial  o  la entrevista   psicológica   si   el   NNyA manifiesta:  angustia,  llanto,  vergüenza, temor  o  pesadillas…  los  interpreta como indicadores de credibilidad de su relato” mientras con lo científico sería: “Al  advertir  angustia,  llanto,  vergüenza, temor o pesadillas en el NNyA lo toma como respuestas a diferentes estímulos que  serán  motivo de posterior análisis, sin    vincularlos a     priori con     la credibilidad del relato.” Para entendernos, el hijo de Lebus hace el esfuerzo de ir a declarar el abuso sexual de su padre y lo que se debe interpretar es que puede estar angustiado por otras razones, más allá de que el niño le esté diciendo explícitamente que la razón de su angustia es el abuso de su padre. 

*NNyA (Niños,Niñas y Adolescentes)

Seguimos con más signos del SAP encubierto: “Cuando el NNyA     durante     las entrevistas  no  hace  referencia  alguna sobre   los   hechos   denunciados   en autos,  interpreta  que  el  niño  no  puede poner en palabras sus padecimiento  ya que operan   diques  anímicos   que   le estarían impidiendo expresar el trauma”

Hay autores, a nivel mundial, ampliamente respetados y reconocidos en la comunidad científica por sus contribuciones al estudio del trauma, el apego y el desarrollo infantil. Destacan cómo el trauma puede bloquear la capacidad de un niño o niña para expresar verbalmente lo que ha vivido, lo cual es crucial en situaciones donde se les pide que testifiquen o hablen sobre sus experiencias en un entorno formal como la Cámara Gesell. Es lamentable cómo subestima a estas personas formadas y reconocidas por sus estudios científicos sobre cómo el trauma afecta al cuerpo y la mente. Trabajos que integran neurociencia, psicología y psiquiatría y que tenga el atrevimiento de considerarlos “anticientíficos”. La propuesta de Martínez Soares, a través de Berroni y Colombo es simplista: si un/a niño/a no habla en la Cámara Gesell es porque los hechos no ocurrieron: “Cuando     el     NNyA     durante     las entrevistas  no  hace  referencia  alguna sobre   los   hechos   denunciados   en autos, genera hipótesis alternativas, que pueden  ser:  a)  el  NNyA  no  habla  por algún  posible  temor  y/o  porque  no recuerda     b)     los     hechos     nunca ocurrieron. No advierte indicadores de trauma.” Lo más lamentable es que, en este caso, el hijo de Lebus sí habló con claridad en la Cámara Gesell sobre el abuso sufrido por parte de su padre. Y otra evidencia más de la aplicación de estas ideas es la respuesta que dieron los abogados de Lebus en los medios: “los hechos no ocurrieron”, repetían en numerosas ocasiones. Repetían las palabras de Martínez Soares.

Seguimos con el SAP encubierto. 

La comunidad científica apuesta por una terapia ante el bloqueo del niño y la niña abusada. Autores y autoras coinciden en que la terapia es esencial para superar los bloqueos traumáticos en las y los niños. Recomiendan una variedad de enfoques terapéuticos, como terapia de juego, terapia cognitivo-conductual centrada en el trauma, terapia de arte, terapia familiar y terapia narrativa entre otras. Martínez Soares no opina igual, este proceder es, a su parecer,  anticientífico y el suyo, que sí es científico propone: “Cuando  el  NNoA  en  Cámara  Gesell no hace referencia a los hechos que se investigan,  jamás  sugiere  tratamiento psicoterapéutico,   dado   que   no   ha evidenciado presencia de trauma y que el  NNoA  inicie  tratamiento  por  un supuesto ASI, sería iatrogénico.

*ASI (Abuso Sexual Infantil)

Para Martínez Soares resulta anticientífico afirmar que el ASI deje secuelas en las  personas. Sin embargo, el consenso entre la comunidad científica es claro: el abuso sexual infantil tiene consecuencias profundas y duraderas que afectan tanto la mente como el cuerpo, y es fundamental abordarlo con intervenciones terapéuticas adecuadas para mitigar sus efectos a largo plazo. Él, considera que un psicólogo o psicóloga con rigor científico: “Sabe  que  la  evidencia  empírica    ha demostrado    que    el    ASI    no    deja necesariamente   secuelas   psicológicas en todos los sujetos y que muchos que sí   han   padecido   secuelas,   se   han recuperado    o    han    revertido    las secuelas,  sin   apoyo   psicoterapéutico, gracias a la capacidad de resiliencia que poseen algunos sujetos. No necesariamente    el    delito    de    ASI provoca    desviación    del    desarrollo psicosexual.”

Agradecemos la intervención del juez penal Santiago Banegas por su disposición a salir en los medios de comunicación para explicar con seriedad y respeto una absolución en un caso de abuso sexual infantil, situación que nos preocupa de manera particular. Entendemos la relevancia de la transparencia y la claridad en estos asuntos, especialmente cuando se trata de decisiones judiciales que impactan de manera tan significativa en la sociedad.

Esperamos que comprenda nuestra inquietud ante las teorías propuestas por Pablo Martínez Soares de Lima en el ámbito de los procesos judiciales. Nos preocupa su insistencia en presentar dichas teorías como científicas, cuando en realidad carecen del respaldo necesario dentro de la comunidad científica. Consideramos que su postura no solo es problemática por la falta de rigor académico, sino también porque contribuye a desprestigiar a los y las profesionales del ámbito psicológico y judicial que no comparten su visión. Su actitud arrogante y despectiva, que trata a estos profesionales como inferiores, desactualizados y necesitados de formación, es inaceptable y socava la confianza en el sistema judicial.

Es importante destacar que los abusos sexuales infantiles, al ocurrir en ámbitos privados, presentan un desafío particular para su comprobación a través de métodos científicos empíricos. En muchos casos, la única evidencia disponible es el testimonio del niño o la niña, y a partir de esa voz vulnerable es que se debe iniciar cualquier investigación exhaustiva y cuidadosa. Este enfoque es crucial para proteger a las víctimas y garantizar que se haga justicia de manera adecuada.

Lamentamos profundamente el comunicado «oficial» emitido por la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) a través de una emisora de radio local, que lamentablemente adoptó un tono agresivo e inapropiado. Viniendo de la dirección de un centro de enseñanza superior, esperábamos un dominio del lenguaje formal, académico y con mayor decoro, sin recurrir a insultos dirigidos hacia nuestra organización.

Consideramos que esta hubiera sido una oportunidad para responder a las preguntas que aún nos planteamos: ¿Por qué una universidad científica organiza una charla sobre las supuestas falsas denuncias de abuso infantil? ¿Existe algún interés personal detrás de esta temática? ¿Por qué, siendo una universidad con una orientación científica, se invita a autores cuyas ideas no están respaldadas por la comunidad científica, y que incluso caen en el ámbito de la pseudociencia?

Estas son interrogantes legítimas que merecen respuestas claras y fundadas, especialmente en un contexto académico donde el rigor científico y el respeto mutuo deberían prevalecer.

En relación al comunicado emitido por la psicóloga Berroni, queremos aclarar que nuestra posición se basa exclusivamente en un análisis profesional y en ningún caso tiene un carácter personal. Reconocemos las referencias positivas que acompañan su trayectoria profesional, y no ponemos en duda su competencia en el ámbito de la psicología.

Sin embargo, hemos expresado críticas específicas respecto a su intervención, junto con la psicóloga Colombo, en la defensa del acusado de abuso, especialmente por basarse en los postulados del psicólogo Martínez Soares, conocido simpatizante de las ideas de Richard Gardner. Consideramos que este enfoque, lejos de contribuir a un análisis objetivo y riguroso, se alinea con teorías controvertidas y cuestionadas por la comunidad científica internacional.

Agradecemos profundamente a todas las personas, profesionales y organizaciones que nos han escuchado y brindado su apoyo en esta causa tan importante de defender los derechos de niños y niñas en situación de abuso sexual infantil. Su respaldo ha sido fundamental en nuestra lucha contra el uso de métodos pseudocientíficos propuestos por autores que se autoproclaman científicos, y que lejos de aportar soluciones, ponen en riesgo la integridad y el bienestar de las víctimas. Juntos, juntas, seguimos comprometidos/as en asegurar que la protección de la niñez se base en enfoques rigurosos y éticamente sólidos.

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